viernes, enero 15, 2010

No es posible una auténtica reforma educativa sin consulta

Helga Cuéllar-Marchelli*
Jueves, 14 de Enero de 2010
La firma de los Acuerdos de Paz en 1992 tuvo un impacto en el sector educación que quizá no ha sido lo suficientemente reconocido y apreciado. La resolución del conflicto armado a través de la negociación demostró que es posible unir voluntades cuando existe acuerdo para enfrentar conjuntamente los problemas. Para superar el déficit en cobertura y elevar la calidad era necesario iniciar una transformación gradual del sistema educativo que incumbía a toda la nación. No es posible una reforma sin consulta; por lo que durante la posguerra, el diseño de las políticas públicas en educación siempre se ha apoyado en la búsqueda de consensos mínimos.
En los años noventa, el primer diálogo sobre cuál debería ser el rumbo de la educación culminó con la implementación del Plan Decenal 1995-2005. Como un hecho sin precedentes, el Presidente de la República creó en 1994 la Comisión de Educación, Ciencia y Desarrollo integrada por doce representantes de la sociedad civil, para que definieran los lineamientos que enmarcarían la transformación educativa en el país.
A su vez, el Ministerio de Educación llevó a cabo la Consulta 95, que consistió en una serie de talleres de trabajo con grupos de maestros, padres de familia, estudiantes, alcaldes, especialistas en educación y miembros de organizaciones no gubernamentales, entre otros actores. En los talleres se presentaron los diagnósticos e informes técnicos sobre el estado de la educación, se identificaron las prioridades y se recolectaron sugerencias.
La segunda generación de reformas a la educación se concretó en el Plan Nacional de Educación 2021. Para su elaboración también se recurrió a la consulta, aunque ésta quizá se realizó con un ímpetu y un alcance menor que el anterior, pero más calificado. De igual forma se estableció una comisión presidencial integrada por connotados ciudadanos, para que en un principio aportaran ideas al contenido del plan y luego le dieran seguimiento.
¿Qué hay de nuevo en el actual proceso de reforma educativa? En esta etapa de transición, en donde por primera vez gobierna un partido de izquierda, algunos hablan de la urgencia de transformar la educación como si esto no se hubiera estado haciendo de algún modo en los últimos dieciocho años.
Ésta es una oportunidad de oro para aprender de la experiencia acumulada y enrumbar la educación tomando en cuenta la opinión de la ciudadanía. Sin embargo los hechos no son lo suficientemente contundentes para afirmar que verdaderamente caminamos en esta dirección. El Presidente todavía no ha expresado públicamente cuál es su posición acerca del Plan Social Educativo 2009-2014. Vamos a la Escuela que ha preparado el Ministerio de Educación.
Tampoco ha dicho cómo buscará crear una política educativa de unidad que pueda ser elevada a política de Estado. Además, a finales de 2009 desautorizó a la Comisión Nacional de Educación conformada por diecisiete miembros, que había sido nombrada por el Ministro de Educación, afectando así la credibilidad de dicha instancia. Luego publicó el Decreto No. 97 que legitima la existencia de dicha comisión pero solamente con nueve miembros, un número menor al de los que fueron juramentados para el cargo. Se esperaría que el Estado siga sus propias reglas y se respete esta normativa.
Esto, lo que refleja son las discrepancias al interior del gobierno en torno al plan y la comisión, dos herramientas que son clave para poder reiniciar el proceso de consulta a la sociedad civil sobre qué es necesario cambiar y/o continuar haciendo en educación. Esta situación debe ser superada a fin de generar la confianza y la participación que hagan posible una auténtica reforma educativa, que mantenga vigente la trascendencia de los Acuerdos de Paz.
*Columnista de El Diario de Hoy.

1 comentario:

  1. la verdad ignoraba mucho acerca de este tema, me parece muy interesante. Gracias!!

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