lunes, julio 29, 2013

LO QUE PIENSO DEL CASO SNOWDEN

by Hjalmar Hernandez
Todo mundo a esta altura ha opinado sobre el tema, pero igual quiero opinar al respecto. Snowden sigue marcando la tendencia de muchos en este nuevo siglo, donde no hacen falta espías sino simples ciudadanos que por razones personales deciden que hay información que debe ser hecha pública.
En mi opinión particular, Snowden debe estar en la cárcel, y baso mi posición en que quiérase o no infringió leyes de su país y debe ir a juicio, de ser vencido ahí debe ir a la cárcel.

Lo importante a resaltar no es si estoy de acuerdo o no con las acciones del joven sino el hecho de la vulnerabilidad de nuestra privacidad a la cual tenemos derechos como ciudadanos. En aras de cuidar la soberanía de un país se pretende controlar la información (incluso privada) a nivel mundial.
El control de información no es nuevo, desde Egipto donde los sacerdotes controlaban la información de las inundaciones del rio Nilo y otros rubros para mantener el poder, hasta las escuchas telefónicas y monitorización de mensajes que hace Estados Unidos (y otros países, no creo que solo EUA esté involucrado). Quien controla la información, tiene el poder.

Hay que ver la delgada línea roja que existe entre cuidar a los ciudadanos de un país y violar la privacidad de miles de persona en aras de lograr lo primero.
El joven Snowden nos ha dejado de nuevo en el debate de que hasta qué punto un país puede controlar nuestra información personal, si una empresa debe dar o no información a terceros acerca de nuestra actividad en la internet, que tan vulnerable es mi información a un pedido de gobierno… en fin los temas para el debate nos lo deja planteado. Y la pregunta surge: ¿Qué vamos a hacer como ciudadanos? Sentarnos y esperar a que esto se convierta en el Gran hermano de George Orwell y esperar a que el “Ministerio de la verdad” diga que podemos o no opinar?

Seguirán surgiendo Snowden, pero la cuestión está en manos de los ciudadanos y políticos que aman la libertad y no violentan los derechos del otro en pro de los suyos propios.


lunes, julio 22, 2013

¿Hacia adónde vamos ciudadanos?

by Hjalmar Hernandez 
Los salvadoreños tendemos a ver las cosas de manera reduccionista, por decirlo de algún modo, y por ende desvirtuamos todas las relaciones que rodean a un problema u objeto. En el caso de la política los ciudadanos se expresan de forma radical o apática, siendo estos dos enfoques un caldo para la polarización que ya vivimos.
Los políticos por su parte viven rasgándose las vestiduras y se dedican a un simple discurso panfletario (que desgraciadamente también ha caído nuestro presidente Mauricio Funes) cargado de ego y sin proposiciones concretas que ayuden a llevar a nuestro país hacia la modernidad.

La fuente de esta dura realidad va más allá de fechas y se remonta quizá a unos 50 o 70 años, o menos depende de la perspectiva con que se aborde. Igual la “cultura del diablo” se ha hecho más compleja volviéndonos ciudadanos cortoplacistas y más emocionales que pensantes.
Y volviendo al plano político, a nuestro ciudadano parece no importarle la visión de país que tenga tal o cual instituto político, solo ve un poco más allá de unos meses y “lo que venga” en ese transcurso. Lo cual hace que los políticos se muevan en ese rango lo que inevitablemente traer como consecuencia lógica la zozobra de nuestro país y el irrespeto a las instituciones (véase de ejemplo la omisión por parte de la Asamblea Legislativa a los fallos de la Sala de lo Constitucional)

El acuerdo de paz de 1992 género que las fuerzas beligerantes se enfrentaran con ideas y propuestas, en vez de esto se ha derivado en un ir y venir de ofensas y planes de gobierno en el cual no hay una visión a largo plazo si no pensando en “¿Qué va a pasar cuando mi partido pierda?”.
Debemos eliminar esta forma de pensar y comenzar como ciudadanos a exigir a nuestros políticos (primero a los de nuestro partido de preferencia) a que fijen un rumbo en el cual no haya malos ni buenos si no salvadoreños dispuestos a trabajar por hacer grande nuestra nación.

Es hora de sumarnos para exigir.
¿Te sumas?